27 jun 2011

Día 15: El Gran Cañón del Colorado

Hoy nos hemos vuelto a calzar las botas para patearnos a fondo el Gran Cañón del Colorado. No es lo mismo sobrevolarlo con el culillo apretado que recorrerlo a pié, así que tras pagar los 25$ que te clavan por entrar con el coche, nos hemos dirigido al centro de visitantes para estudiar las posibles rutas. Luego de elegir la más inconscientemente dura de todas ellas, felices y contentos nos hemos dirigido a la orilla del cañón.



La primera impresión, igual que ayer, al asomarnos al mirador Mather Point es de quedarse petrificado, a los sentidos les cuesta asimilar las proporciones enormes del Cañón, la sensación de profundidad se pierde y parece como si estuviésemos mirando un enorme tapiz colocado a lo lejos.


Para llegar al punto de partida del Bright Angel, que es la ruta descendente que hemos elegido, hemos tenido que caminar unos 4 Km por el Rim Trail, un camino pavimentado a la orilla del acantilado, sin ningún tipo de barandilla o protección. De hecho mucha gente sale a echarse una foto o a tumbarse a pocos centímetros del vacío. Con el aire que hacía hoy también, a mi me extraña que no se caigan cada día tres o cuatro.


Las ardillas aquí no tienen ningún miedo del hombre, y no es raro verlas en el camino, buscando los restos de comida que se le caen a los visitantes.


Después de comer algo y aprovisionarnos bien de agua, nos hemos puesto a bajar por la ladera, con la idea de llegar lo más cerca posible del río, 1.600 metros más abajo. Lo primero que te encuentras son varios carteles que te avisan de que es imposible llegar abajo del todo y volver a subir en un mismo día, y las caras de los caminantes que nos cruzábamos ya nos advertían que esto era mas duro de lo que parecía.


Nos hemos dado cuenta de la magnitud de la caminata cuando, después de bajar durante 45 minutos sin parar, miras arriba y ves que llevas descendido una barbaridad, pero luego miras abajo y parece que ni te hayas movido del sitio, que te quede exactamente lo mismo para llegar que al principio.



Eso sí, hay unos bichillos que no se cansan de saltar. Hoy me hubiese gustado ser una ardilla. Cuando llevábamos unos 2 km bajando, un voluntario del parque que subía nos ha convencido para que no fuésemos más allá del primer refugio, porque hoy era un día extremadamente peligroso, y que ni se nos ocurriera intentar llegar abajo del todo. A mí me ha parecido un pelín exagerado, pero luego le he agradecido infinitamente el consejo y me alegro de haberle hecho caso. Subir no es lo mismo que bajar.



Para empezar, el viento no se mete en el cañón, ahí abajo no se mueve ni una hoja, y el sol pica con malicia. Luego hay que tener en cuenta que estamos a más de 2.100 metros sobre el nivel del mar, que aunque no sea como estar en el Everest, si que fatiga algo más de lo normal.


La subida ha sido bastante dura, sobretodo por el ritmo infernal que ha marcado mi querida esposa. Mi orgullo masculino ha sido pisoteado cuando se ha ofrecido incluso a llevarme la mochila, ya que me ha visto cerca del desmayo. Por supuesto no he consentido tal afrenta y me he conformado con pedirle que no corriera tanto y que nos fuésemos parando a la sombra.

 

En mi agonía, al menos he tenido el consuelo de reírme por dentro de los que bajaban, igual que nosotros antes, con un ritmo alegre y despreocupado, inconscientes de que en poco rato iban a estar arrastrando los pies con la cara desencajada y las pulsaciones a 180. Y hemos visto bajar a gente muy rara.


Al final, el premio ha sido llegar arriba y disfrutar del atardecer con un vaso de refresco en la mano. Recuperar fuerzas, y otros 4 kms de gastar suela hasta el coche. Este sitio no es para estarse un día ni dos, es para pegarse unas vacaciones completas. Hay varios compañeros del curro que estoy seguro que disfrutarían como enanos con todas las rutas a pié que hay, y no solamente eso, se puede hacer rafting, acampada, excursiones en burro, safaris...




Un ejemplo de la inconsciencia humana en la foto siguiente. El pintor suicida en la silla de camping sobre el acantilado. Tiene que ser una sensación increíble, estar ahí con el cuaderno y los lápices dibujando el paisaje, pero yo no tendría el valor, llamadme cagueta si queréis.


Williams:

Al final, con tanto Grand Canyon, no hemos visitado la ciudad que nos ha acogido hasta esta tarde. Williams es de los pueblos con más encanto que nos hemos encontrado en la Ruta 66. Tiene todo cierto aire a Western y hay vida en la calle y en los bares y restaurantes ambientados con motivos de la ruta o del oeste.
Al final hemos cenado en la terraza de un Restaurante ambientado en los años 50, y con música en vivo de la mano de un guitarrista que ha estado tocando Blues y Rock&Roll. Por cierto, aquí la propina se la han cobrado directamente en la cuenta, un 18% ni mas ni menos. Sabíamos que había sitios que hacían esto, pero es el primero donde nos pasa.



Día 14: Winslow - Grand Canyon
Al final aquí estamos, vivos y enteros, pero eso no quiere decir que no hayamos tenido el culo apretado un buen rato esta tarde...
Día 16: Williams - Las Vegas
Son casi las 2 de la mañana y estamos en Las Vegas, en una habitación donde cabrían nuestra cocina, nuestro comedor, el lavadero...
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4 comentarios:

  1. Me alegro de que vayais quemando tanta cheeseburguer y tanta tortita que falta os hará...jejejeje.

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  2. Me parece que siempre entra más de lo que se quema. No quiero ni pesarme cuando volvamos.

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  3. Hola Javilon.dg, gracias por toda la info que aparece en el blog! Nosotros estamos por hacer un viaje similar, nos seriviria de mucho poder hacerte algunas preguntas especificas! por ejemplo sobre pasar una noche abajo en el cañon y subir al dia siguiente, sabemos que no es facil, pero no sgustaria hacerlo, consejos? mencionas unos refugios, se puede pasar la noche alli? gracias!! si prefieres podemos comunicarnos por mail ( sa.benenati@gmail.com) Santiago y Florencia

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  4. Lo de pasar la noche abajo es algo que nos hubiese gustado hacer. De hecho, nos cruzamos con algún grupo de excursionistas que bajaban con las tiendas cuando nosotros subíamos. Lo que pasa es que tienes que pedir permiso con antelación. En la web del parque nacional explica cómo hacerlo: http://www.nps.gov/grca/planyourvisit/overnight-hiking.htm

    Por otra parte, el primer refugio de la ruta que nosotros hicimos (el único al que nos atrevimos a bajar) es poco más que un porche con una fuente y unos lavabos. Más abajo no sabemos.

    También decirte que el parque cuenta con un centro de visitantes super bien preparado dónde ta dan información de todo lo que puedes hacer en el Gran Cañón, ya que aparte de senderismo, puedes hacer rafting, bajar en mula, acampada y un montón de actividades.

    Y comentarte también que se paga por entrar el coche, pero no es mucho, y te vale para entrar varios días (ahora no recuerdo si eran tres o diez, lo siento).

    Bueno, ya sabéis, a prepararlo todo bien y ánimo. Si os podemos ayudar en algo más, no dudéis en preguntar.

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