1 jul 2011

Día 19: Needles - Barstow

Primera etapa 100% Californiana y penúltima de la Ruta 66, ahora mismo estamos en Barstow, el pueblo donde la família de Tom Joad dejó la ruta y enfiló hacia el norte a recoger melocotones. Como nosotros ni somos de Oklahoma, ni nos hemos quedado sin tierras y sin trabajo, seguiremos hacia Santa Mónica y si todo va bien, mañana nos daremos un chapuzón en el Pacífico.


Del desierto del Mojave poco se puede decir, aparte de que es un desierto, o sea, que no hay nada en él, solamente arena, sol, matojos y la siempre fiel vía del ferrocarril de Santa Fe. Hoy hemos conducido bastante lento, supongo que queríamos disfrutar de lo poquito que nos queda de este paisaje, ya que mañana nos metemos de lleno en una de las áreas urbanas mas grandes del mundo.


Por el camino han habido varias curiosidades, como un pueblo llamado Goffs, de tan solo 23 habitantes, o un antiguo café-gasolinera del año 27, totalmente restaurado y en funcionamiento, en el que todo el mundo se detiene para echarse una foto con los símbolos de la ruta que hay en el asfalto.


Desde Fenner hasta Amboy se extiende un terraplén de varios kilómetros en el que los viajeros ponen sus nombres con piedras, es como una especie de tradición no escrita de la Ruta 66.


El momento surrealista del día ha sucedido cuando nos hemos parado, con la intención de comer, en el Bagdad Café, un restaurante supuestamente famoso por que allí se grabó una película y por la "hospitalidad de su dueña", según nuestras guías. Pues bien, hemos entrado allí, había gente comiendo y la dueña era un tipo con pinta de pakistaní y que sudaba como si estuviese en una sauna, aparte habían un par de personajes pululando que parecían sacados de Twin Peaks. Nadie nos ha mirado, nadie nos ha hablado ni saludado. Nos hemos sentado en la mesa libre que quedaba a esperar que nos atendieran, y aún podríamos estar esperando. Hemos estado unos 10 minutos sentados y, realmente yo creo que nos hemos vuelto invisibles o algo, porque el dueño ha pasado por nuestro lado varias veces, ha limpiado la barra, ha cobrado a los de la mesa de al lado, se ha puesto a contar los billetes de la caja... Al final nos hemos largado de allí (¿o todo ha sido un sueño?), sin decir ni "bye bye ahí te pudras". Igualmente el local y el dueño daban un poco de asquete, todo estaba sucio y descuidado, una cosa es que el rollo vintage mole, y otra muy distinta que no haya que pasar la fregona de vez en cuando.



Al final ha sido mejor así, porque al poco nos hemos encontrado con un restaurante de los años 50 llamado Peggy Sue's, en que hemos comido muy bien y barato. Donde mejor hemos comido en este viaje ha sido en los sitios caseros como éste, y cuando no ha habido más remedio y hemos acabado en alguna de la muchas cadenas de fast-food que hay, es cuando hemos salido con la barriga del revés.


Además, en el patio de atrás del Peggy Sue's hay una de esas cosas frikis que solamente se pueden encontrar en USA, un jardín con dinosaurios metálicos, estanques, y unos patos peinados como Eduard Punset.


Por último, hemos visitado el pueblo fantasma de Calico. Al igual que Oatman, se trata de una colonia minera de final del siglo XIX que ha sido restaurada y se puede visitar por 6$. Tiene varias atracciones, se puede visitar un tramo de la mina, dar una vuelta en un tren que recorre la zona y varias cosas más. Aquí en Estados Unidos tienen facilidad para convertir un lugar histórico en una especie de feria, pero aún así vale mucho la pena la visita.


  



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