4 may 2015

Moviéndonos por las ciudades: 2 - Costa Este

Continuamos explicando las experiencias que tuvimos con el transporte público y de movilidad en las principales ciudades de EEUU. Ya hicimos una entrada para Las Vegas, Los Angeles y San Francisco, ahora le toca a las tres ciudades que visitamos en la costa este.

Chicago:
Bueno vale, Chicago no está en la costa Este, sino en lo que ellos llaman el midwest (medio oeste), pero creo que encaja mejor aquí que en la otra entrada.

La movilidad en Chicago tiene un nombre: Ventra Card. Una tarjeta que integra todos los medios de transporte público de la ciudad. Se puede comprar en las máquinas expendedoras del metro, yo recomiendo comprarla ya en la misma parada del aeropuerto de O'hare, y cuesta $10 el abono de un día, $20 el de 3 días y $28 el de 7, más $5 de fianza que se te devuelven como saldo para viajar si registras la tarjeta.


Chicago es una ciudad bastante extensa, el metro se vuelve más útil según uno se va a acercando al centro de la ciudad, ya que es donde van a parar todas las líneas que vienen de la periferia. Es imprescindible subirse al metro en el loop del centro de la ciudad, se trata casi de una atracción turística en si misma, ya que las vías se elevan sobre las calles, entre los rascacielos, y ofrece unas vistas diferentes a las que hay a ras de suelo.

Las líneas azul y roja funcionan las 24 horas, mientras que el resto de líneas cierran a ciertas horas de la madrugada. Los trenes pasan cada 10-15 minutos aproximadamente.


Si para moverse por el centro nos sobra con el metro, para ir a otros lugares más alejados nos vendrá de perlas el bus. La frecuencia de paso de los autobuses es de unos 10-20 minutos, dependiendo de la línea, y de 30 minutos para las líneas que están funcionando por las noches.

Recomiendo mucho hacerse con un mapa del bus, ya que hay más de 100 líneas. En este enlace hay un PDF con toda la info del sistema de transporte de Chicago.

Como curiosidad, si alguien tiene pensado hacer el crucero turístico por el Chicago River, y no quiere gastarse los más de $40 que pueden llegar a costar, siempre puede coger un Water Taxi, que hace el mismo recorrido por entre 3 y 7 dólares, dependiendo de la parada. Será más rápido y sin guía, pero las vistas vienen a ser las mismas.


Nueva York:
La tarjeta que usaremos en Nueva York para usar el transporte público se llama MetroCard, y se puede comprar en las taquillas y en las máquinas expendedoras del metro, así como en diversos comercios. Tiene distintas modalidades: Si vamos a estar muchos días en la ciudad, lo ideal es comprarla como abono de 7 días, por $31, la cual nos dará acceso ilimitado a autobuses y metro (los buses exprés y el Air Train del aeropuerto JFK no están incluidos). Si vamos a estar menos días, o por ejemplo, quisiéramos seguir usándola pasados esa primera semana, siempre podemos usarla en el modo Pay-Per-Ride, esto es, metemos una cantidad de dinero en la tarjeta, y cada vez que la usemos se nos irá descontando el importe correspondiente. Esta opción sale más rentable que comprar los billetes de manera individual, ya que ahorraremos unos centavos por cada trayecto y además no nos cobrarán por los transbordos entre metro y bus, o entre un bus y otro.



Vale, ya tenemos nuestra MetroCard y podemos empezar a movernos por la ciudad. Como ya explicamos en su día, el metro de Nueva York está sucio y no es raro ver ratas corretear por sus viejas y desvencijadas estaciones. Estaciones que por otro lado a veces resultan difíciles de encontrar, ya que no suelen estar señalizadas más que con un minúsculo cartel en las escaleras de acceso. Suele estar abarrotado a todas horas, y uno acaba contagiándose del estrés y las prisas de los Neoyorquinos. Sin embargo, no se puede vivir sin el, así que más nos vale acabar queriéndole.


El sistema está organizado de forma que casi todas las líneas que vienen de Brooklyn, Queens y el resto de barrios, convergen en la isla de Manhattan, pudiéndonos encontrar con cinco o seis líneas diferentes que pasen por un mismo túnel en la gran manzana. Con esto hay que tener mucho cuidado, porque un despiste nos puede llevar muy lejos de nuestro destino. También hay que decir que algunas líneas pueden no estar en funcionamiento en fines de semana y festivos, por ello recomiendo llevarse el mapa del metro bien estudiado de casa:

Si observamos dicho mapa del metro, observaremos que hay muchas zonas de difícil acceso con metro, o que, por ejemplo, si queremos desplazarnos a lo ancho de Manhattan, vamos a tener que dar muchas vueltas y hacer muchos cambios de línea para llegar a sitios no tan lejanos entre sí. Es para este tipo de desplazamientos que necesitaremos el bus. Nosotros ignoramos esta opción, por el simple hecho de no tener una información detallada de las diferentes rutas, y acabamos caminando mucho más de lo deseable. Para que no os pase lo mismo, os pego un enlace del blog La Guía de New York (muy recomendable por cierto), donde explican con todo detalle el uso de este medio de transporte:

Y para acabar, un briconsejo. Para gozar de unas buenas vistas del skyline de la ciudad y de la Estatua de la Libertad sin pagar ni un centavo, no dudéis en tomar el ferry a Staten Island. Como ya he dicho, es gratuito, y se toma en la terminal WhiteHall, cerca de Battery Park.


Washington: 
Estuvimos poco en la capital del imperio, y lo que más hicimos fue caminar por la zona de los monumentos, pero la incluyo porque el sistema tarifario del metro es de lo más curioso.

Que yo recuerde, en todas las ciudades de Europa y EEUU que hemos visitado, el billete de metro tiene un precio único, independientemente de la parada en la que subamos o bajemos. Como mucho hay un precio diferente si pasamos de una zona muy alejada a otra, pero vamos, lo normal es pagar una cantidad X por un billete que permite moverse libremente por toda la red de metro, incluidos los transbordos entre líneas.

Pero en Washington no. En Washington el precio hay que calcularlo según la estación donde nos subimos y la estación en la que pensamos bajar, según la hora y el día de la semana. Hay unas tablas al lado de las expendedoras, para que uno calcule la cantidad de dinero que tiene que meterle a la maquinita. No se, nos pareció complicarse mucho la vida, por lo menos de cara a los turistas. Al final siempre terminamos preguntando al de la garita para estar seguros de estar poniendo la cantidad correcta.


Por otra parte, hay que decir que el metro de Washington se ve muy moderno, limpio y es muy puntual.


Nota final: la información de precios y abonos está actualizada a marzo de 2015, que es cuando escribo esto. Como el resto de la guía, todo lo que exponemos aquí son nuestras opiniones basadas en la experiencia personal de nuestros tres viajes por Estados Unidos. Las opciones de transporte que mencionamos aquí no tienen por qué ser las únicas, ni siquiera las mejores para todo el mundo, simplemente son las que nos parecieron más lógicas en cada momento.
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