8 ago 2014

Día 8 - Distrito financiero

Hoy era nuestro último día en Nueva York, y a decir verdad, ayer ya habíamos visto todo lo que llevábamos planeado y algo más, así que esta mañana estábamos hablando de que quizá el día de hoy nos sobraba. Pero como no es cuestión de quedarse llorando en el hotel, nos hemos ido a dar una vuelta por el lugar desde donde se controla el destino del planeta: el distrito financiero de Nueva York.

Como que ya no teníamos el abono del metro (ni ganas de volver a usarlo), hemos decidido acercarnos paseando, dando una última vuelta por Chinatown, que no me canso de recomendar si se quiere observar un barrio en que la gente hace vida en la calle, mezclando tradiciones de su cultura popular con actividades modernas y juegos más occidentales. Un mundo aparte.



El primer lugar al que nos hemos dirigido es la zona del memorial del 11-S. Ya estuvimos en el museo de noche, pero queríamos ver las dos monumentales piscinas a la luz del día, y también de paso la Freedom Tower, el rascacielos que está llamado a ser el nuevo emblema de la ciudad. Este edificio destaca por su altura, ya que es el más alto de toda América, y por su forma, que según el punto de vista del observador, ofrece un efecto óptico interesante, como el de una torre que se elevase hasta el infinito.



Después, los pies nos han llevado al Battery Park, un parque que recorre el litoral suroeste de Manhattan, y desde el que hay unas buenas vistas de la estatua de la libertad y de New Jersey. Cerca de las taquillas del ferry a Liberty Island, se puede ver lo que queda de la escultura The Sphere, que antes estaba en la plaza de las torres gemelas y milagrosamente sobrevivió a los atentados, aunque no salió del todo ilesa.


Para comer nos hemos metido en todo el epicentro del distrito financiero, donde hemos podido ver la famosa estampa de ejecutivos y trabajadores en traje y corbata, comiendo en la calle o haciendo cola en los numerosos camiones de comida. La oferta es amplísima, desde las típicas pizzas, hot-dogs y hamburguesas, a comida India, del Líbano, Griega... de casi todo el mundo. Nos hemos lanzado, decididos firmemente a integrarnos en las costumbres gastronómicas del lugar, a escoger un camión al azar, y hemos maldecido al instante el no haber venido antes a comer a esta zona. Buena comida, abundante, variada y muy bien de precio. Creo que es de los mejores sitios para comer en Nueva York por poco dinero, y no tiene nada que ver con los mediocres mini-carritos de comida que hay en cada esquina de la ciudad. Esta gente de los camiones se lo curra en serio.


Encima, en la zona donde estábamos (alrededores de Water Street), han organizado juegos y actividades en la calle. Por ejemplo, en las mesas del parque donde nos hemos sentado a comer, había un par de cajas del "Hundir la Flota" de toda la vida, al que no hemos podido evitar jugar. También hemos visto como se preparaba en otra calle la "batalla de las hamburguesas", concurso culinario al que no nos hemos podido apuntar porque nuestras barrigas no daban para más, pero la pinta de las hamburguesas era de escándalo.

Para reposar de tanto deleite culinario, nada mejor que un rincón que nos hemos encontrado cerca de John Street, sobre el embarcadero nº15. Una terraza ajardinada, con tumbonas de plástico, que nos ha encantado. Está un poco apartada del barullo y se puede estar ahí tranquilamente tumbado, como si se tratara del jardín de casa, pero con unas súper vistas del puente de Brooklyn y el East River.


Antes de volver al hotel, hemos pasado por delante de la bolsa de Nueva York para echar las fotos de rigor desde la calle, ya que no se puede entrar al edificio. Donde si que se puede entrar es enfrente, en el Federal Hall, antiguo emplazamiento del ayuntamiento de la ciudad, y donde George Washington fue proclamado como primer presidente de los Estados Unidos. Hoy alberga un pequeño museo gratuito que explica hechos destacados de la historia de la nación, no es que haya mucho para ver, pero el edificio en si es lo suficientemente destacable para hacer una visita.

La Bolsa de Nueva York

Pero no nos íbamos a despedir de la ciudad sin emitir un veredicto acerca del mejor cheesecake de Nueva York. Ayer repetimos en Junior's, y no estuvo mal, es un gran pastel de queso, pero hoy hemos ido de nuevo a Eileen's y, aparte de ver a la propia Eileen en persona (aquí en NY es una auténtica celebrity), diciendo adiós cariñosamente a sus empleadas, hemos comido dos de sus pastelillos y... NO HAY DISCUSIÓN. ES EL MEJOR PASTEL DE QUESO DEL MUNDO MUNDIAL (Con permiso del que hizo mi tío Manolo en nochebuena y del que aún estoy esperando la receta).


Mañana le diremos adiós a la gran manzana. A primera hora tomaremos un bus dirección a Washington, donde pasaremos un par de noches antes de volar hasta Chicago. La experiencia con Nueva York ha sido bastante buena, en algunas cosas nos ha sorprendido para bien y en otras para mal. Es una ciudad muy viva, con grandes contrastes, estresante y agotadora, pero al mismo tiempo esconde muchos rincones de belleza y de tranquilidad. Sucia, ruidosa y maloliente, pero también lujosa y exclusiva. Un mundo que esconde muchos mundos en su interior. ¡Hasta siempre New York!


Día 7 - Coney Island
Coney Island era la zona de ocio favorita de las clases populares de Nueva York. Antaño contaba con numerosos parques de atracciones situados junto a la playa...
Día 9 - Washington
Hemos salido de Nueva York a las 8 de la mañana en un autobús low cost y hemos llegado a Washington a las 2 de la tarde...
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2 comentarios:

  1. Muy interesantes vuestras crónicas. Me han traído grandes recuerdos.

    No esta nada mal pasar 8 días en Nueva York, da tiempo de sobra a ver lo más interesante. Veo que no habéis ido a ningún museo.Yo, cuando estuve, sólo pasé 5 dias y tampoco acudí a ninguno pero teniendo más tiempo sí iría al MOMA o al Metropolitan.

    Por lo demás coincido plenamente con vuestra descripción de N. York.
    "Es una ciudad muy viva, con grandes contrastes, estresante y agotadora, pero al mismo tiempo esconde muchos rincones de belleza y de tranquilidad. Sucia, ruidosa y maloliente, pero también lujosa y exclusiva" De acuerdo al 100%

    Espero ansioso vuestras crónicas de Chicago que me traerán también grandes recuerdos. Es una ciudad que me sorprendió para bien. Fuimos después de N. York y nos encontramos una ciudad más limpia, más agradable y más amable para vivir en ella. Ya nos contaréis.

    A Washington no fuimos. tendrá que esperar a otro viaje.

    Saludos.

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    1. Muchas gracias por tu comentario.
      No hemos ido a ningún museo porque en semana santa estuvimos en Londres y prácticamente no hicimos otra cosa, acabamos un poco saturados de tanto arte.

      Coincido contigo en lo de Chicago, ese es el recuerdo que tenemos nosotros también, ciudad más tranquila y más civilizada (por lo menos la zona del centro, se ve que los barrios periféricos son harina de otro costal).

      Por cierto, aceptamos recomendaciones (aparte de lo típico, Millenium Park, Pier, Willis Tower, etc...). Un saludo!

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